lunes, 18 de octubre de 2010

La Descentralización

LA DESCENTRALIZACIÓN

DESEQUILIBRIOS REGIONALES Y CONFLICTOS SOCIALES EN COLOMBIA.
 
Bogotá D.C

El desarrollo de las diferentes regiones del país es desigual debido a múltiples factores. Distintos estudios y diagnósticos han identificado los desequilibrios derivados del centralismo en las relaciones entre el Estado y las sociedades regionales colombianas, así como los mecanismos que los perpetuán. Entre estos, ocupan primerísimo lugar las medidas económicas y la asignación de los recursos públicos, por cuanto tienden a favorecer a determinadas regiones y sectores económicos, en detrimento de otros.

Esta situación pudiera denominarse diferenciación regional del desarrollo en cuanto implica el distanciamiento entre regiones “desarrolladas” y regiones “subdesarrolladas”; al mismo tiempo que la vinculación entre unas y otras con fundamento en la explotación de las más débiles por las más fuertes y capitalizadas. El esclarecimiento de estas relaciones permite comprender: primero, la diferenciación entre el crecimiento urbano y el atraso rural del país; segundo, la diferenciación entre regiones agrícolas avanzadas y regiones agrícolas “atrasadas”, y tercero la agudización de los desequilibrios regionales resultantes de nuestro patrón de desarrollo.

En cuanto al primer punto, ya es lugar común, y basta con señalar algunos indicadores de su realidad y de sus tendencias: según el censo de 1985, dentro de la población total del país, la urbana representó el 70%. Transformación demográfica explicable por la profundidad de la brecha existente entre el campo y la ciudad en cuanto a condiciones de salud, educación e ingresos, que hacen más atractivos los medios urbanos para los habitantes de las zonas rurales. En términos de nutrición y salud, la situación es la siguiente: mientras la desnutrición en los sectores rurales afecta a poco más del 47% de la población menor de cinco años, en las mayores ciudades tal proporción está por debajo del 30%. Por otra parte, en 1974, según el Ministerio de Agricultura, “las muertes infantiles en la zona rural representaban todavía el 40,8% del total de las defunciones registradas, frente a un 32,7% de las urbanas”.

En cuanto a la disponibilidad de servicios, la Encuesta Nacional de Hogares DANE-DNP-DRI de 1981 mostró que en el campo solamente el 16% de las viviendas recibía el agua por acueducto, frente a una proporción del 89% en el medio urbano, y que el 60% de las viviendas rurales carecia por completo de los servicios de acueducto, alcantarillado, energía y teléfono. Con respecto al analfabetismo, el Ministerio de Agricultura señala que su ocurrencia en las zonas rurales continúa siendo elevada, existiendo regiones como la costa Caribe, en donde afecta a más del 50% de la población.
 
Niña Desplazada

Sin embargo la brecha campo-ciudad, estimada en quince años por el Ministerio de Agricultura, está llena de matices, producidas por las diferencias en el desarrollo de las distintas regiones del país, las cuales responden a una dinámica que tiende a profundizarse. Así, los estudios de índole regional disponibles, en particular sobre mercados laborales, indican como los desplazamientos entre regiones y sectores favorecen, obviamente, a las zonas de mayor desarrollo relativo. Este “mayor desarrollo relativo”, que se advierte en los términos de la polarización urbano-rural, puede apreciarse también en el plano de las relaciones entre las distintas zonas rurales, en el que se patentiza la diferenciación entre “regiones pobres” y “regiones de ricos”.

En este plano de diferenciación se aprecia la capitalización de aquellas zonas que por sus condiciones físico-geográficas –esto es, de calidad de suelos, disponibilidad de aguas, etc.- así como económicas –o sea por su localización respecto a los mercados regionales o al mercado nacional-, atraen la inversión privada, asegurada con los servicios públicos. Al mismo tiempo, otras zonas carentes de estas ventajas sufren, como resultado de su bajo crecimiento económico, el desplazamiento de su fuerza de trabajo, orientada hacia zonas que ofrecen mejores posibilidades para su realización. A su vez, las inversiones del Estado siguen las tendencias del capital, y así se profundiza la brecha en la asignación de recursos para el desarrollo económico y social, en beneficio de las zonas más avanzadas pero en detrimento de las que serían “regiones de los más pobres”. Fácilmente reconocemos aquí algunas comarcas de Boyacá, Santander, sur del Tolima, Cauca, Cesar, entre otras, que nutren con su fuerza de trabajo migratoria de manera definitiva o temporal, la producción de los cultivos comerciales en el Valle del Cauca, Meta o la Costa Caribe “(incluido el Urabá antioqueño)”.

LA DIFERENCIA REGIONAL Y LA VIOLENCIA

Como consecuencia de las situaciones anteriormente consideradas, la sociedad colombiana escenifica una creciente concentración entre las condiciones sociales, económicas y políticas de la mayoría de la población colombiana y sus expectativas. Esta contradicción no ha encontrado vías de solución efectivas ni canales de expresión que faciliten encontrarlas, y tienden a generalizarse manifestaciones de búsqueda de vías sustitutivas que agudizan aun más las contradicciones de la sociedad.

Este conjunto de problemas derivados del centralismo y de la desigual asignación de los recursos públicos, forman parte de un cuadro aún más completo en el que operan otros factores estructurales: la falta de tierras, resultante de una distribución profundamente desigual de las mismas y de la ausencia de una política eficaz de reforma agraria, conduce a invasiones de predios y a conflictos en torno a ellos; la política salarial y la tortuosa legislación laboral agudizan los problemas obrero-patronales; la orientación especulativa de la inversión privada y el bajo crecimiento de los sectores productivos amplían el desempleo y sus secuelas de empeoramiento de las condiciones de vida de un amplio sector de la población, ya deteriorados, a su vez, por la estructura del gasto fiscal y por la asignación para los servicios públicos, estimulando la protesta ciudadana, carente de canales efectivos de representación ante el Estado. Frente a la agudización de los conflictos sociales y políticos, los últimos gobiernos han coincidido en dar prioridad a la introducción de correctivos que los aminoren.

DESCENTRALIZACION

La necesidad de corregir el excesivo centralismo que caracteriza y afecta a la nación colombiana exige un conjunto de correctivos que transformen las relaciones del Estado y las regiones. Estas transformaciones, que habrán de comprender las esferas políticas, administrativas y económicas, deberán abrir vías a la búsqueda de un equilibrio en las condiciones de desarrollo de las regiones y de las localidades, como base objetiva para una democratización de la sociedad.

Los actos legislativos (leyes y decretos) comprendidos dentro del “proceso de descentralización” … proporcionan elementos de gran validez para la búsqueda de este equilibrio, sin que pueda garantizarse, sin embargo, su plena consecución. Para su aplicación habrá de despejarse un variado conjunto de problemas, referido al traslado de recursos fiscales, a la inversión privada y fundamentalmente a los niveles de decisión locales sobre el desarrollo económico regional. No obstante… se proponen las siguientes medidas:

En primer término, la ampliación efectiva de los espacios políticos para la intervención ciudadana en la gestión del Estado, y el reconocimiento práctico de las nuevas fuerzas políticas y sociales y de su derecho a actuar en la vida institucional del país. En este sentido, el Estado deberá garantizar el funcionamiento constitucional de los concejos municipales y de las organizaciones gremiales de las localidades, impidiendo prácticas como la desaparición forzada, las retenciones ilegales y las torturas, las limitaciones al desplazamiento de las personas y la inmovilización de tales organizaciones por las autoridades armadas.

En segundo lugar, la aplicación de un régimen de autonomía, como consecuencia del proceso de descentralización, para territorios donde las minorías étnicas constituyen la población predominante. Este régimen, considerado por un reconocimiento de territorialidad, de coparticipación y autogobierno, agregado a la solución del problema de la tierra, a la ayuda estatal económica y técnica, al desarrollo educativo y a la extensión de la salud, imprimiría una nueva dinámica al tratamiento de las relaciones del Estado con las minorías étnicas.

Bibliografía:
Comisión de Estudios sobre la violencia. Colombia: Violencia y Democracia, informe presentado al Ministerio de Gobierno, 1987. En Ciencias Sociales Integradas 9, Editorial Voluntad, pág. 346-348, 1993.

Actividades:

1. Con base en la información del texto y otros documentos que Ud., consulte, realice un comentario sobre el siguiente interrogante: ¿Qué podemos entender por diferenciación regional del desarrollo?

2. ¿Qué indicadores pueden darse con relación a la disponibilidad de servicios que indiquen la contradicción entre ciudad y campo?

3. La estructura demográfica del país está determinada por la migración entre regiones. ¿Por qué se presenta esta situación?

4. Las respuestas a los interrogantes 2 y 3, enviarlas al correo electrónico solo.informes.ita@gmail.com

5. Fecha límite para la publicación de sus comentarios y el envío de sus correos: 20 de Noviembre de 2010.