NUEVA SOCIEDAD
PLANETARIA
LA INTERNACIONALIZACIÓN
El
desarrollo del capitalismo y la acción mundial del imperialismo consolidaron
entre 1919 y 1945 un fenómeno nuevo en la historia de la humanidad: la
internacionalización de los conflictos y de los procesos de cualquier lugar del
planeta, en especial aquellos que afectaban la vida y la estabilidad de las
sociedades capitalistas industrializadas.
Durante este periodo se puede apreciar la afirmación del mundo alrededor
del capitalismo estadounidense y europeo occidental. Nos referimos a una sociedad planetaria
capitalista, sin importar el grado de desarrollo del capitalismo en los
continentes que constituyeron la periferia
de Europa y los Estados Unidos. El nuevo
fenómeno de internacionalización quedó
demostrado con los efectos de la Gran Guerra sobre América Latina, África y
Asia, las repercusiones de la crisis económica de la postguerra y luego por las
consecuencias de la Gran Depresión de 1929-1933. De igual forma se constató ante los grandes
problemas internacionales que originó la repercusión económica europea y
posteriormente, con la Segunda Guerra Mundial.
Aquellos procesos que postulaban alternativas políticas contrarias y
enfrentadas al capitalismo también se internacionalizaron
en pos de la Gran Revolución Comunista Mundial.
Podemos aseverar que la afirmación de una sociedad planetaria se dio al
mismo tiempo que la globalización de
sus conflictos y logros, y que, desde entonces, cualquier esfuerzo por alterar
y cuestionar la relación de un territorio o país con el sistema capitalista
significara cuestionar y enfrentar el sistema mismo percibiéndose, en
consecuencia, una amenaza a la paz mundial.
Si
bien la Gran Guerra significó esta amenaza desde potencias capitalistas rivales
entre sí, desde 1917 y desde 1933 las amenazas al sistema vendrían desde las
revoluciones comunista y nazi, junto con la explosión nacionalista en América
Latina, África y Asia. A la
globalización se sumó la cuestión del equilibrio
internacional entre las nuevas fuerzas políticas y económicas y la defensa
del sistema capitalista en su conjunto. Esta
política nos ayuda a comprender las contradicciones sufridas por las potencias
europeas y los Estados Unidos cuando trataron de enfrentar a la Unión
Soviética, la Alemania nazi y el Japón. Un
rasgo muy importante de la internacionalización y de la globalización fue la
fundación del primer organismo mundial que aspiraba, con base en el
reconocimiento y la defensa del derecho internacional, a reunir a las naciones
libres e independientes en torno a los intereses vitales de la humanidad: la paz,
la condena de la guerra como medio de solución de los problemas entre los
Estados, y el bienestar de los habitantes del planeta. Esta organización se llamó Sociedad de las Naciones. Aunque fracasó, fue un importante
esfuerzo por pacificar las relaciones internacionales.
LAS NUEVAS FUERZAS MUNDIALES
Durante
el periodo llamado entre-guerras, se
afirmaron muchos movimientos sociales que habían surgido a fines del siglo XIX
y antes de la Gran Guerra, como el movimiento obrero y el desarrollo de los
sindicatos, los movimientos campesinos, los movimientos de las mujeres que
luchaban por los derechos civiles de la mujer y su reconocimiento como sujeto
vital para el desarrollo y la transformación de la sociedad, las organizaciones
internacionales que luchaban por el reconocimiento de los Derechos del Hombre,
las asociaciones antiesclavistas y los movimientos anticolonialistas, las
nuevas organizaciones y movimientos fascistas y racistas, así como movimientos
y organizaciones que trascendían las clases, las religiosidades y las etnias y
que pretendían congregar las distintas fuerzas de inconformidad, como el
pan-africanismo y el pan-asiatismo. El rasgo
más distintivo del periodo fue el ascenso de los nacionalismos. Todos los
continentes buscaron en esta fuerza movilizadora y aglutinante del nacionalismo
la solución a los desafíos económicos y políticos que enfrentaron las
sociedades capitalistas, las coloniales, las semi-coloniales y la nueva
sociedad en la Rusia comunista de los soviets.
Este nuevo mundo, que aspiraba a instaurar un orden equilibrado que
garantizara la paz, al mismo tiempo que internacionalizaba los fenómenos
capitalistas y revolucionarios, se dividía a partir de los nacionalismos.
EL PROBLEMA DEL
PROGRESO
Durante
décadas, Europa descansó sobre una profunda convicción: se había convertido en
la expresión máxima de la civilización
y del progreso humano. Sus formas de producción, de organización
de la sociedad y de gobierno, se consideraban las más afortunadas e indicadas
para todos aquellos pueblos –del resto del mundo- que desearan conquistar la
plenitud de los derechos del hombre y que quisieran entrar en la senda de la
civilización. Estas ideas fueron
primordiales para la expansión imperialista.
Los principios europeos se constituyeron en muchos lugares fuera de
Europa en modelos y herramientas para construir sus propias sociedades y formas
de gobierno, revolucionando culturas y apreciaciones colectivas. El hombre europeo había alcanzado esa realización
sobre esas dificultades que para los no-europeos acarreaba conquistar idénticos
propósitos.
La
Gran Guerra destruyó la confianza que Europa tenía de si misma. Aquél proceso
de violencia inaudita, marcado por el desprecio de la humanidad mostrado en el
desarrollo de los combates, generó una sociedad temerosa, desconfiada y
pesimista respecto a su futuro. Las crisis
económicas que siguieron profundizaron los estados de frustración colectivos y
crearon nuevas situaciones en las ciudades y los campos del mundo, como serian
los desempleados, el hambre y el desespero social. En estas condiciones sociales y mentales
buscaron los movimientos radicales y violentos sus apoyos y sus defensores: las
revoluciones y las explosiones nacionalistas, que excluían a los extranjeros de
su futuro en la humanidad, fueron construyendo un “nuevo mundo” intolerante y
agresivo.
Los
proyectos históricos del periodo entre-guerras fueron excluyentes: partidos y
teorías ofrecían el bienestar futuro a costa de la miseria o la eliminación de
sus oponentes. Una nueva categoría de enemigo apareció en todo el mundo. Los pueblos se lanzaron a los genocidios
racistas, como ocurrió con la persecución de la comunidad judía en Europa, a la
profundización del racismo en Estados Unidos y en las colonias europeas en
África y Asia, o se empeñaron en la
persecución política de los disidentes y rivales, como sucedió con los
comunistas, los sindicalistas y los socialistas. La última expresión de intolerancia y
exclusión fue la Segunda Guerra Mundial, que se tradujo en el derrumbe del
progreso y la civilización que la provocó.
Bibliografía:
MEJIA
PAVONY, Germán, EASTMAN ARANGO, Juan Carlos y Otros. Civilización 9 (Educación
Básica Secundaria), Grupo Editorial Norma Educativa S.A., Bogotá-Colombia, 1991,
páginas: 70 a 73.
Actividades:
1.
Con
base en la información del texto realice un comentario sobre el siguiente interrogante:
¿Cuál es el problema que se plantea a la humanidad respecto al progreso?
2.
¿Cuáles
son las características más importantes de la internacionalización?
4.
Fecha
límite para la publicación de sus comentarios y el envío de sus correos: 22 de Marzo/2013.